Efesios 5:25
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
El amor que edifica y ayuda a crecer
El amor en el matrimonio no se trata solo de afecto, sino de compromiso con el crecimiento del otro. Cristo no solo amó a la iglesia, sino que trabajó activamente en su transformación, presentándola “sin mancha ni arruga”. De la misma manera, nuestro llamado es a esforzarnos porque nuestra pareja florezca en todas las áreas.
Cuando ayunamos, presentamos delante de Dios no solo nuestras cargas, sino también las de nuestra pareja. ¿Qué pasaría si en este día ayunamos pidiendo por los sueños, el ministerio, la sanidad interior o el crecimiento espiritual de nuestro cónyuge? Este es un acto de amor genuino: dejar de lado lo mío para buscar lo mejor para el otro.
Gary Chapman nos recuerda que el amor se comunica en lenguajes diferentes. Tal vez para tu cónyuge sean las palabras de afirmación, o quizá actos de servicio. Amar no es hacerlo a mi manera, sino aprender a hablar en el idioma que hace que el otro se sienta valorado. Así, nuestro matrimonio se convierte en un espacio donde ambos crecen juntos.
Pregúntate: ¿Estoy ayudando a mi cónyuge a crecer en Cristo o estoy siendo un obstáculo?
Decide: Hoy me comprometo a ayunar por el crecimiento espiritual y emocional de mi pareja.
Practica: Identifica cuál es el lenguaje de amor de tu cónyuge y busca expresarlo intencionalmente esta semana.
Señor amado, gracias por el regalo de mi matrimonio. Te pido que me ayudes a amar como Cristo ama: con paciencia, entrega y disposición a ver crecer al otro. Hoy pongo en Tus manos la vida de mi pareja: sus sueños, su fe, sus luchas. Hazme un instrumento para edificar y no para destruir, para animar y no para apagar. Que juntos crezcamos en Tu amor y seamos testimonio de Tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.
