Salmo 127:1
1 Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.
Al llegar al sexto día de ayuno, volvemos al principio de todo: Dios es el fundamento de nuestra familia. Podemos esforzarnos en educar, aconsejar, amar y proveer, pero si Cristo no está en el centro, nuestro esfuerzo es como construir sobre arena.
El ayuno nos recuerda que nuestro primer ministerio no es el trabajo, ni siquiera la iglesia: es nuestra casa. Allí debemos reflejar a Cristo, allí debemos mostrar Su amor, allí debemos guiar con ejemplo, oración y entrega.
Este versículo nos confronta con una verdad clara: sin Dios, todo se derrumba; con Dios, todo florece. Nuestra labor como padres, esposos, esposas o hijos no es solo cuidar, sino edificar bajo Su dirección. Y cuando lo hacemos, nuestra familia se convierte en testimonio vivo de la fidelidad del Señor.
- Examina: ¿Estoy edificando mi familia con mis fuerzas o con la dirección de Dios?
- Ora: Pídele al Señor que sea el fundamento de cada decisión, palabra y acción en tu hogar.
- Comprométete: Haz de la oración familiar y la búsqueda de Dios un pilar en tu casa.
