Salmos 139:23-24
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;
24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
El Salmista hace una súplica sincera resaltando la importancia de ser confrontado por parte Dios, es un acto profundo de rendición.
Al pedirle a Dios que examine su corazón, David reconoce que la visión de Dios es más superior que la suya. Reconoce que el autoexamen no es meramente un proceso interno, sino uno que requiere asistencia divina. La introspección humana puede ser defectuosa debido a nuestros prejuicios y comprensión limitada. Por lo tanto, invitar a Dios a examinarnos asegura que el examen sea exhaustivo y veraz.
Reconocimiento de Pensamientos
David continúa, «pruébame y conoce mis pensamientos» Esta línea indica una conciencia de las luchas internas y ansiedades que a menudo tenemos los seres humanos. Al pedirle a Dios que conozca sus pensamientos y lo haga consciente, David está admitiendo su vulnerabilidad. Nuestra mente es un campo de batalla donde el enemigo quiere sembrar pensamientos que no están alineados a la voluntad de Dios.
Identificación de Caminos Ofensivos
«Ve si hay en mí camino de perversidad», es una petición para que Dios revele cualquier comportamiento y actitud pecaminosa o dañina. No basta con ser conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos; también debemos estar dispuestos a confrontar y corregir cualquier acción o tendencia que sea contraria a la voluntad de Dios.
El término «camino de perversidad» puede entenderse como cualquier cosa que ofenda a Dios o vaya en contra de Sus mandamientos. En Efesios 4:30, Pablo escribe: «Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención». El proceso de identificar estos caminos ofensivos es un paso hacia el arrepentimiento y el crecimiento espiritual. Requiere honestidad y humildad, reconocimiento. 1 de Juan 1:8-9
Guía en el Camino Eterno
Finalmente, David ora: «y guíame en el camino eterno». Esta es una petición por la guía y dirección divina. Después de identificar y reconocer nuestras fallas y pecados, el siguiente paso en el autoexamen es buscar la guía de Dios hacia una vida recta. El «camino eterno» se refiere al camino de la vida eterna, una vida vivida de acuerdo con la voluntad y el propósito de Dios.
En este primer día de ayuno, tomemos un momento para orar con humildad y permitir que Dios examine nuestro corazón. Que Su luz revele en nosotros todo aquello que necesita ser transformado y que Su guía nos lleve siempre por el camino eterno.
