Santiago 4:8
8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Acercamiento Sincero a Dios: Un Camino de Transformación Espiritual
Durante esta semana de ayuno, nos hemos enfocado en velar y orar como nos enseñó Jesús en Mateo 26:41, y en pedirle a Dios que cree en nosotros un corazón limpio, como clama el salmista en el Salmo 51:10.
Ambos versículos nos conducen a una verdad poderosa que Santiago 4:8 resume con sencillez y profundidad: “Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes”.
Esta frase es más que un consejo espiritual. Es una invitación a transformar nuestra vida desde la raíz. No se trata solo de “hacer más cosas espirituales”, sino de rendir nuestro corazón con honestidad. Dios no busca perfección, sino sinceridad. Cuando decidimos dar el primer paso hacia Él, encontramos que Él ya nos está esperando con los brazos abiertos.
Pero Santiago no termina ahí. Él nos recuerda que el acercamiento sincero también implica acción: limpiar nuestras manos y purificar el corazón. En otras palabras, se trata de revisar nuestra manera de vivir, dejar hábitos, pensamientos o actitudes que nos alejan de Dios, y abrir espacio en nuestra vida para que Él reine.
Este proceso no siempre es cómodo, pero es profundamente transformador. A medida que nos acercamos a Dios, Él comienza a trabajar en nuestro interior. Cambia nuestra manera de pensar, sana heridas que arrastramos y nos llena de una paz que el mundo no puede ofrecer. Nuestra relación con Él se vuelve más cercana, más viva, más real.
Y lo más hermoso es que este acercamiento también nos cambia la forma en que vemos a los demás. Cuando entendemos que todos estamos en construcción, dejamos de juzgar y empezamos a extender la misma gracia que Dios tiene con nosotros. Esto une corazones y fortalece nuestra comunidad de fe.
Hoy te invito a detenerte y hacer una oración sencilla pero profunda:
Señor Jesús, en este tercer día de ayuno, deseo acercarme a Ti con sinceridad y humildad. Reconozco que muchas veces he estado distraído, cargando pensamientos y actitudes que me alejan de tu presencia. Hoy decido dar ese paso hacia Ti, creyendo en tu promesa de que Tú también te acercarás a mí. Limpia mis manos, purifica mi corazón y renueva mi mente. No quiero vivir con doble ánimo, sino con un deseo firme de buscarte. Me rindo a tu amor, confiando en que me transformas desde dentro. En el nombre de Jesús, amén.
